“¡Uno, dos, tres… uno, dos, tres!”. Al menos 10 hombres tiran de una cuerda para tratar de sacar una manguera al fondo del Túnel Baralt. Todos viven en las comunidades cercanas a las faldas del Ávila, en Caracas, y tienen algo en común: el servicio de agua por las tuberías de sus casas es un recuerdo lejano.
El túnel, que se extiende alrededor de un kilómetro, está abandonado desde 2017; a pesar de que Nicolás Maduro ordenó ese año la reactivación de la obra que estaba paralizada desde 2015 por razones desconocidas.
Las fallas de distribución de agua en Venezuela afectan a más de 70% de la población